El Festival de Viña no solo es el evento más importante de la escena musical latinoamericana, sino que además es una gran oportunidad de negocio para el municipio de Viña del Mar, que cada cuatro años licita la concesión del evento, así como de los canales de TV que lo transmiten.
“Por años hemos callado, pero ya es tiempo de que se sepa la verdad”, dice uno de los más importantes productores de la industria de la entretención chilena.
Esta persona asegura que el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, que se estrenó en febrero de 1960, actualmente está cooptado por un duopolio conformado por la productora Bizarro y tradicionales ejecutivos de TVN.
Este reportaje de Interferencia se basa en dos meses de conversaciones con 12 personas, entre quienes se incluyen conocidos productores, ejecutivos de televisión y ex trabajadores del Festival de Viña, los cuales prefirieron no revelar sus nombres por temor a posibles represalias laborales.
La productora Bizarro -que pertenece a Peter Hiller, dueño de una de las más grandes ticketeras del país y al músico de la disuelta banda Aleste, Alfredo Alonso- no sólo maneja una de las empresas de ventas de entradas más grandes del país, sino también tiene la concesión del Movistar Arena. Se trata del único recinto con alta capacidad de espectadores habilitado para conciertos en invierno. Desde 2019, Bizarro es la productora exclusiva a cargo del festival de Viña del Mar.
“Es tanto el descaro de Bizarro que este año en los contratos del Festival incorporaron una cláusula que estipulaba que cada artista que se presente en Viña queda representado por ellos durante todo el año”, relata uno de los productores de la competencia.
Se trata de una práctica irregular, pues la mayoría de los artistas trabaja siempre con el mismo productor quien, pese a no tener un contrato de exclusividad, ha creado vínculos de confianza con sus representados. Sin embargo, si un músico quiere presentarse en el escenario más importante del país, está obligado a hacer esa concesión a Bizarro.
La polémica entre productores involucrados en el Festival de Viña del Mar es de larga data. En 2013, cuando se le entregó la concesión del Movistar Arena a Bizarro, el gremio de productores de eventos, AGEPEC, interpuso una denuncia ante la Fiscalía Nacional Económica, pues una de las medidas que adoptó la productora dueña de la concesión fue exigir a sus pares trabajar con la ticketera de su propiedad en los eventos del recinto.
En 2018, y luego de que Chilevisión gastara cerca de 12 millones de dólares en la producción del festival, el gerente de ese canal y actual dueño de CNN, Jorge Carey, decidió entregar toda la producción del evento a Bizarro. Esto con el fin de no tener que negociar, uno a uno, con todas las empresas involucradas en el espectáculo.
Hoy, Bizarro es quien decide qué poner y qué no en la Quinta Vergara. Algo que dista bastante del espíritu que tradicionalmente tuvo el certamen, en el cual sellos discográficos y productoras acordaban con la producción ejecutiva a cada uno de sus artistas.
La decisión de Carey se basó en que Bizarro ofreció bajar los costos de producir el festival de 12 millones a 9 millones de dólares. Una tentadora oferta considerando que se trata de un evento que, casi siempre, ha generado pérdidas. Sin embargo, lo que no previó el ejecutivo de Chilevisión es que apostar por una sola compañía para el futuro del evento significaría, con los años, una devaluación de la marca.
Sin glamour
Según fuentes al tanto, Bizarro quiere participar de la licitación del Festival de Viña que se llevará a cabo en 2024. Sin embargo, no lo haría al alero de un canal de televisión, sino más bien como protagonista de la oferta. Ciertamente, a ellos es a quienes más les conviene hoy una marca poco brillosa, pues así pueden cambiar las reglas del juego y bajar la oferta en la próxima licitación.
La parrilla de artistas del Festival 2023 dejó mucho que desear. Salvo un par de nombres, en su mayoría se trató de artistas poco masivos o, como fue el caso de Cristina Aguilera, en un momento bajo de su carrera, cuando se presenta principalmente en casinos y escenarios de menor envergadura. Algo totalmente alejado del glamour que por décadas caracterizó al festival de Viña.
“Bizarro ha construido un monopolio que daña al gremio, ventas atadas, amedrentamientos… si no ayudas a Viña entregándole a tu artista a Bizarro, después resulta que, en tus eventos del año, no hay fechas para ti. El Movistar es el único recinto grande que podemos utilizar en invierno y quedar fuera de la parrilla de eventos es impensado, entonces, terminamos cediéndoles a nuestros artistas por obligación”, comenta un productor de eventos. “De hecho, entregar un artista a la producción del festival significa autorizar a esta para representar en Chile y en cualquier otro país donde pueda conseguir un show, a este músico por un año”.
Esta situación explica por qué el evento veraniego no ha dado el ancho en los últimos años, pues los productores de eventos colaboran con Viña, pero no entregan a sus principales artistas. Por ejemplo, este año Chayanne y Alejandro Sanz no se presentaron en el Festival, pero sí lo hicieron en Santiago en fechas cercanas al certamen.
“Nos vemos forzados a colaborar con Bizarro, pero no entregamos a nuestros principales artistas pues hemos construido una relación de años de trabajo y confianzas, no puedes botar eso a la basura. Si sólo fuera por Viña no habría problema, pero ellos exigen entregar la representación por un año de cada músico que pisa la Quinta Vergara”, afirma un productor.
Los dueños de Bizarro no esconden su agenda paralela al hablar de Viña. De hecho, reconocen que cada artista que pisa la Quinta Vergara realiza más de un evento en Chile. “Es la forma en que nos cuadra el negocio, porque Viña no alcanza a costear el presupuesto del artista”, señala una fuente de la productora. Es por ello que es frecuente ver que, al mismo tiempo que se promociona la venta de entradas para el festival con alguno de ellos, aparece también publicidad de un concierto individual del mismo en Movistar Arena o el casino Monticello.
Esta política genera suspicacias en el gremio, ya que se utiliza la plataforma del festival más importante del continente para armar una agenda paralela de eventos y artistas que no vendrían sólo para cantar en la Quinta Vergara. Además, los entendidos señalan que esta política mercantilista de Bizarro ha ido en desmedro del evento viñamarino pues, en los últimos años no ha logrado, salvo escasas excepciones, llenar el aforo de la Quinta Vergara. Atrás quedaron esas postales de las galerías repletas y la gente montada en los árboles del parque, hoy, con suerte se contabiliza un total del 80% del recinto lleno en cada noche.
Denuncias de corrupción
Pero, ¿por qué Chilevisión le entregó en bandeja de plata el evento a una sola productora y por qué TVN y Canal 13, dueños de la concesión hasta 2024, repiten el modelo de su competencia?
Consultados al respecto ejecutivos de ambas estaciones coinciden en señalar que Viña es un “dolor de cabeza”, un evento muy caro, que genera ganancia más en imagen que en utilidades financiera pues sólo genera pérdidas. Y Bizarro ofrecía los artistas gratis a cambio de la ticketera total del evento.
Pero antes de 2019 hubo una serie de denuncias por falta de probidad de parte de los organizadores del festival. Denuncias que ninguno de los consultados para este artículo se atrevió a señalar en voz alta, pero que van desde sobreprecios por artistas hasta negociaciones para ganar un cupo en la competencia. Curiosamente, esos miembros de la organización, hasta el día de hoy son ejecutivos de TVN que siguen teniendo en sus manos el destino del festival, junto a Bizarro.
Ciertamente, es curioso ver el nivel de vida que ostentan esos productores del evento, quienes se han repetido casi todos los festivales desde 2012 y que con sueldos acorde a la industria -que han rondado siempre entre los 3 a 3.5 millones de pesos mensuales- generan una calidad de vida que está por encima de su realidad.
Como si fuera poco, las exigencias que realizó por años el director de la transmisión eran de otro planeta y muy costosas para un evento de estas características. Sumado al maltrato que ha solido tener con sus trabajadores, Alex Hernández –ex director de Mekano y Yingo- fue alejado del certamen el año 2019 a causa de sus exigencias que incluían una cama hiperbárica sólo para él en su habitación de hotel durante los días del evento.
Pese al rechazo que provoca la imagen del director de TV en los canales de televisión, tanto Catalina Yudín como Eduardo Cabezas, los dos miembros de TVN que llevan años coordinando y armando el Festival de Viña, y a quienes se les ha cuestionado por falta de probidad, insisten en ponerlo a cargo. Tanto es así que este 2023, y sin que supieran los sindicatos ni gremios de la TV, Hernández apareció nuevamente en Viña de la mano de la producción del bloque de los regetoneros chilenos, según confidencia una alta fuente de TVN.
Por este trabajo, por cierto, habría recibido un generoso pago y evidentemente, tanto Yudín como Cabezas intentaron, según señala esta fuente, volver a meterlo en la producción del evento pese a la negativa de otros ejecutivos.
Eduardo Cabezas fue reincorporado en la plana ejecutiva de TVN por Alfredo Ramírez, actual director ejecutivo de la estación, luego de un paso breve por el mundo de las productoras independientes junto a su amigo Martín Cárcamo, con quien hasta hoy mantiene una productora. En ese primer intento, tanto Cabezas como Cárcamo tuvieron una mala experiencia que terminó con atrasos en pagos a proveedores y con la venta de ésta tras la producción de un fracasado programa de Pamela Díaz.
Ramírez trajo a Eduardo Cabezas como gerente de producción. En ese entonces, Catalina Yudín estaba en el canal estatal como jefa de gestión en el equipo de administración y finanzas. A poco andar, Ramírez nombra también a Yudín como productora ejecutiva para Viña por parte de TVN y ambos son mandatados por el director ejecutivo, irónicamente, como parte del “Clean Team”, dedicado a limpiar el Festival y transparentar su gestión, cosa que ya a esas alturas no era tan complejo de demostrar pues el modelo de gestión había mutado convenientemente para todos en las manos de Bizarro. De hecho, Yudin fue la principal gestora años antes de que todo quedara en maños de la productora de Hiller y Alonso.
Asesorado por Catalina Yudín, Carey decide dejar Viña en manos de Bizarro en 2018, porque los altísimos costos del evento y la nula ganancia económica lo estaban ahogando. Y aunque por años se ha intentado dejar al descubierto a las personas que han hecho negocio personal con el certamen, nadie habla en on. Esto, lo explica una de las fuentes consultadas porque: “ellos aún tiene cargos importantes y pueden definir el trabajo de la gente de televisión muy rápidamente. Por eso nadie quiere enfrentarlos. Pero es necesario que se investiguen los últimos 20 años de Viña para saber quién robó y quién no”.
En este contexto, se suceden denuncias como la que hace un productor que prefiere reservar su identidad, quien comenta: “Les ofrecí a Lionel Richie para el Festival del 2018 y me dijeron que no, que no calentaba a nadie, que estaba viejo. Y para mi sorpresa, al año siguiente lo llevaron por el triple del valor que yo había pedido. Por supuesto la gestión no la hice yo”.
Otro productor agrega que en 2018: “Me pidieron que hiciera una cotización por el doble del valor de mi artista, obviamente, el costo extra era para ellos. Reclamamos mucho y creo que esa fue una de las razones por la cual finalmente deciden entregarle el festival a una sola productora. Nuestro trabajo de basa en las confianzas y la producción del Festival rompió todo eso con su aprovechamiento”.
Historias como esa abundan en boca de los productores, cansados de que la industria sea tan agresiva y majadera con un gremio en el que solía abundar la camaradería. “Viña hipotecó su alma al mejor postor y lo hizo sin pensar en las consecuencias”, dice uno de ellos. “El monopolio de Bizarro nos ha perjudicado, ellos manejan la agenda del año y, como si fuera poco, además nos quitan a los artistas”, afirma.
Frente a esto llama la atención saber que una de las personas acusadas y que hoy permanece en TVN no sólo intentó saber por todos los medios acerca de este reportaje de Interferencia y su contenido, sino que además, y según señala una alta fuente del canal público, habría comentado a sus cercanos. “no me preocupo porque si saben algo, eso ya prescribió”, en referencia a los años de presuntos robos hechos en Chilevisión.
Resulta imprescindible entonces que, en este nuevo proceso, el municipio le ponga el cascabel al gato. Actualmente no existe fiscalización ni en los canales ni en el propio municipio de la gestión de Bizarro y el llamado “Clean Team” pues, según señala un ex asesor de Viña: “los involucrados son gerentes y no mandos medios. Gerentes con toda la potestad de hacer y deshacer a destajo”.
Hoy el destino del evento está en manos del municipio y su alcaldesa quien, más que pedir traer a Metallica al escenario de la Quinta Vergara, como hizo este año sin éxito, debe impregnarse de los vicios y beneficios que por años ha traído esta producción a varios de los que hoy callan la corrupción para poder seguir usufructuando de la gallina de los huevos de oro.
En marzo de 2024, la Municipalidad de Viña debe concesionar nuevamente el Festival. La lista de oferentes, al menos por ahora, es bastante corta. Por un lado, Mega y por otro Bizarro.
Fuente: interferencia.cl