Sebastián Sichel repasa su campaña para llegar a La Moneda y sostiene que es el único que puede dar mayor gobernabilidad. El abanderado de Chile Podemos Más afirma que “no vimos venir la polarización que ha gatillado la extrema izquierda en Chile”, y que el desafío es “construir una mayoría política y cultural” para ganarle.
El miércoles, dos días después del último debate televisivo, y el abanderado de Chile Podemos Más, Sebastián Sichel, se ve con buen ánimo. Cree que su perfomance de ese día logró dar vuelta el escenario a su favor y contrarrestar el alza de su principal rival:José Antonio Kast. En esta entrevista, Sichel repasa los momentos de su campaña y asegura que estará en el balotaje.
Usted ha dicho que estará en la segunda vuelta. ¿Por qué está tan convencido?
Por dos razones bien importantes. Esta es la elección más importante del siglo XXI y son dos caminos los que se eligen. Primero, cómo la democracia se opone a la violencia, y nosotros representamos esa salida democrática a la violencia, pero también cómo la democracia madura se opone al populismo y que la mayoría de la gente quiere seriedad para lo que hagamos en el futuro. La gran mayoría silenciosa de los chilenos cuando va a votar siempre escoge responsabilidad, seriedad y esa opción la representamos nosotros.
¿Cree que el debate del lunes movió la aguja a su favor?
Tengo la sensación de que las personas volvieron a ratificar lo que nosotros representamos en las primarias: esta idea de que se puede conciliar libertad y justicia.
¿Cuál fue el momento más complejo de su campaña? Dijo que pensó en deponer la candidatura.
Los personales (…). En un minuto me cuestioné si valía la pena el dolor familiar que significaba para mi entorno más próximo, mi mamá, mi hermana, la agresión política. Esta ha sido una campaña muy agresiva, la más fría en términos humanos desde el retorno a la democracia y pensé si valía la pena el daño familiar al que estaba expuesto. Después me di cuenta de que sí, que por eso estaba acá.
¿Ha sido un costo exponer su historia familiar?
La primera reflexión es que entonces si alguien sufre violencia, ¿lo tiene que esconder para que no aparezcan los violentos? Es raro, ¿no? (…). Es bien ilógico, es al revés. La razón para mí de estar en política tiene que ver con esa convicción de que esas historias son las de la gran mayoría de chilenos.
Pero no todos lo usaron como un relato de campaña…
He visto en la franja aparecer a las familias completas de otros candidatos (…). Lo raro es que se cuestione justo, porque parece ser que estas situaciones de pobreza, perseverancia o violencia son las que se tienen que esconder.
Uno de los errores que reconoció fue no haber dicho rápidamente que había efectuado el primer retiro de pensiones. ¿Cree que eso le afectó la credibilidad?
Sí, puede ser. Pero creo que también tiene que ver con un debate mal hecho en la política (…). Me hubiera gustado mucho más que el debate se hubiera centrado en por qué gente que era candidato, que sigue ejerciendo cargos en el Parlamento como Gabriel Boric, cambiaron de posición.
¿Hay algo más que hubiese hecho distinto?
Debí haber resuelto antes el problema, obvio: había mucha gente que fue a la primaria, pero no quería cumplir su compromiso. Y yo viví demasiado con esta idea de que había que convencerlos de que cumplieran la palabra.
¿Debió decretar antes libertad de acción?
Es que no decreté libertad de acción, eso lo hacen los partidos. Me debí haber liberado antes.
En ese sentido, ¿no se arrepiente de no haber incorporado desde un inicio a los partidos?
Son dos preguntas distintas. Respecto a los que no querían estar… es lo que está pasando en España, los que entienden de política moderna saben que los sistemas se están fraccionando. Aunque los hubiera incorporado como fuera había algunos de ellos que el día después ya no querían estar.
Pero ¿por qué tardó en sumar a los expresidenciables? Al final se vio más activo a Mario Desbordes e Ignacio Briones.
Porque fue una decisión que conversamos con ellos. Les pregunté qué rol querían jugar cada uno. Además, quiero agradecerles profundamente a Mario y a Ignacio su apoyo desde el día uno.
¿No fue un error que no estuvieran desde el inicio?
Es que uno también tiene que respetar las decisiones personales.
Pero usted lamentó que Joaquín Lavín se fuera de Chile y dijo que no hubiese hecho lo mismo.
Sí, pero lo comprendo. Es mi primera elección presidencial, espero ser Presidente de Chile, pero él lleva mucho tiempo en política activa.