Cuando las fuerzas se lo permiten, Sara Jineo (76), camina hasta el rehue que levantó en el patio de su casa, ubicada en un sector rural de Maquehue en Padre Las Casas, región de La Araucanía. Allí realiza sus rogativas y pide poder encontrar a Camilo Andrés Collinao Jineo, su hijo de tan solo cinco días de vida que le fue robado por una falsa enfermera desde el interior del Hospital Regional de Temuco, el 25 de julio de 1988.
Pese a que su corazón tiene una herida abierta, Sara Jineo se las arregla para pasar sus días entre sus aves, el mate y recolectando hierbas que utiliza en su labor como Lawentuchefe, médica mapuche especialista en preparar brebajes con plantas medicinales para curar enfermedades, labor que realiza en la comunidad José Manuel Millapán Dos, ubicada en el camino al Ex-Aeropuerto Maquehue.
Ese día, junto a su hija Ana Patricia -de 13 años- madrugó para tomar el bus de recorrido rural que la llevó desde el sector Maquehue hasta el Consultorio Miraflores de Temuco, donde Camilo tendría su primer control de “Niño Sano”.
Allí, mientras esperaba ser atendida se le acercó una mujer que se identificó como enfermera y le exhibió una carpeta con diversos documentos sobre el estado de salud del lactante, diciéndole que tenía una enfermedad grave que debía ser atendida en forma inmediata y le pidió que lo llevaran hasta el Hospital Regional para hacerle unos exámenes.
La madre del lactante, muy angustiada, accedió a lo solicitado por la supuesta enfermera porque entendía que la vida de su hijo corría peligro. Con Camilo en brazos y acompañada de su pequeña hija caminó hasta el recinto asistencial y en el trayecto la “enfermera” le pedía en forma insistente tomar a su hijo en brazos, pero quizás como un presentimiento que vaticinaba una tragedia, ella en ningún momento accedió.
Ya una vez en el Hospital de Temuco, la supuesta funcionaria de la salud le pidió a Sara que le pasara al niño para realizarle los exámenes y que la esperara. Confiada en que aquella revisión era importante para ver el estado de salud de su hijo, la mujer accedió y se lo entregó.
La última imagen que esta madre tiene de Camilo es ver a esta mujer que se alejó por uno de los pasillos del hospital con su hijo en brazos, para luego desaparecer por una de las tantas puertas del recinto asistencial. Esa es la última vez que Sara, hoy de 76 años, vio a su hijo Camilo, quien hace un mes cumpliría 36 años.
Las horas pasaron y el hijo de Sara no apareció. En forma inevitable afloró la desesperación porque sabía que algo malo había sucedido. La joven madre pidió ayuda, abrió la puerta de las dependencias donde supuestamente Camilo había ingresado en brazos de la enfermera, pero no hubo señales ni de la supuesta funcionaria ni del bebé, porque era una puerta que permitía salir del hospital por otro sector.
La joven mapuche clamó ayuda a los funcionarios de Carabineros que en aquella época tenían una oficina de atención de público en el centro asistencial, pero no hubo operativo masivo ni cierre de la ciudad, ya que el apoyo de los aparatos de seguridad fue escaso o prácticamente nulo.
El hecho fue investigado por personal de la Policía de Investigaciones, quienes elaboran un retrato hablado de la supuesta enfermera que secuestró al menor, que fue difundido por medios de comunicación regionales, como la publicación de El Diario El Austral del 26 de julio de 1988, quizás la única evidencia concreta de un hecho que marcó la vida de esta familia mapuche.
Allí, al interior de su casa, la madre de Camilo aún guarda el brazalete que le pusieron cuando dio a luz a su hijo en el Hospital Regional de Temuco, donde se precisa que nació el 20 de julio de 1988, que pesó 3 kilos 350 gramos y que midió 50 centímetros.
El otro robo
El 22 de julio de este año, el mismo mes en que una desconocida se llevó el hijo de Sara Jineo, una mujer ingresó hasta el sector de Maternidad del Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco y sustrajo a una lactante de cinco días de vida.
A diferencia del caso de Sara Jineo, de inmediato se activó un vasto operativo de seguridad de Carabineros, PDI y también de Seguridad Ciudadana del municipio, se cerraron los accesos a la ciudad, en un operativo masivo pocas veces visto.
A diferencia del caso de Camilo Collinao, esta historia tuvo un final feliz, Carabineros logró dar con la mujer que sustrajo a la menor en un domicilio de Padre Las Casas, recuperar a la lactante sana y salva y entregársela a su madre.
Son los hijos de Sara Jineo y los hermanos de Camilo, quienes han llevado una lucha durante 36 años para intentar dar con el paradero de su hermano.
José Collinao (57), quien es el hijo mayor, contó que el caso reciente de la sustracción de un lactante desde el Hospital Regional de Temuco, lo hizo recordar con angustia la historia de su hermano Camilo.
“Nos hizo recordar ese momento lleno de angustia, es difícil encontrar palabras para describir lo que vivimos cuando mi madre me llamó por teléfono al trabajo y me contó que se habían robado a mi hermano. Al conocer la noticia corrí al hospital, corrí, y al llegar no sabíamos dónde buscar. Esto es algo terrible, no se lo doy a nadie”, precisó.
José afirmó que “en ese momento Carabineros no le prestó el auxilio que necesitaba mi madre, al otro día fuimos a la PDI, los funcionarios realizaron diligencias como revisar hoteles, hostales, residencias, pero no lo encontraron. No se cerró la ciudad como ahora, no nos tomaron en cuenta, no se revisó el aeropuerto, nada”.
El hermano mayor de la familia Collinao-Jineo contó que un detective que trabajó en el caso le dijo que había peces gordos metidos en este caso y que a su hermano lo habían sacado del país.
Ambos hermanos declararon en la causa que lleva un ministro en visita que indaga el tráfico de niños o adopciones irregulares en Chile. Su madre se tomó muestras de ADN, pero afirmaron que ha sido un proceso lento, donde el tiempo se acaba para quienes buscan a sus hijos, hermanos o parientes robados en dictadura.
Sonia Collinao, también hermana de Camilo, relató al respecto que “espero que la justicia se ponga la mano en el corazón porque llevamos muchos años buscando, esperando una respuesta, espero que hagan algo para que pueda aparecer mi hermano”.
Sonia detalló que en el expediente aparecen nombres de personas conocidas en La Araucanía, que ocuparon puestos importantes en la zona, muchas ya jubiladas y donde hay asistentes sociales involucrados, que han asumido una especie de pacto de silencio en torno al tráfico de niños en dictadura.
“Yo le pido a esas personas que cuenten para dónde mandaron a nuestro hermano, porque en Chile no está, en Suecia tampoco está, pensamos que puede estar en Finlandia. A mi hermano se lo robaron por ser mapuche. Les hicieron mucho daño a las comunidades, sacaron miles de niños mapuches de la región en 1988, se traficaban niños mapuches porque nacían sanos”, aseveró Sonia.
Tráfico de niños mapuche: el delito del que sería víctima el hijo de Sara Jineo
Para la organización Madres del Silencio, que trabaja en La Araucanía buscando niños que fueron dados en adopciones ilegales o irregulares desde el 2014, Sara Jineo fue víctima de uno de los miles de secuestros de niños ocurridos durante la dictadura en el país, con la intención de comercializarlos hacia Europa y Estados Unidos.
Jeanette Velásquez León, coordinadora en La Araucanía de esta agrupación, afirmó que “esto es una herida profundamente abierta para esta familia que no ha dejado de buscar a Camilo. Lo busca su madre, sus hermanos, hemos tomado este caso como cientos y pese a las diligencias realizadas, no hay rastro de él”.
“Su mamá es la Lawentuchefe de la comunidad, todos los días hace rogativas para que su hijo aparezca, ella siente cuando su hijo está enfermo, cuando no anda bien de ánimo, lo vive desde su espiritualidad, como un hijo muy presente”, relata Jeanette.
A diferencia del caso reciente de sustracción de una lactante desde el Hospital Hernán Henríquez Aravena de Temuco, para Madres del Silencio el secuestro de Camilo Collinao se enmarca en una práctica sistemática de robo de niños en La Araucanía y otras regiones del país, que luego eran traficados hacia Europa, casos conocidos con el eufemismo de “adopciones irregulares”.
Según la investigación que llevó en un primer momento el ministro en visita Mario Carroza, se estimó que en Chile hubo 20 mil casos ilegales de adopciones irregulares que tenían destino países extranjeros.
“De la forma en que se produjeron los hechos de estos menores enviados al exterior, podemos hablar de tráfico de niños por la manera de captar a los lactantes. En la investigación se estableció que había unas 29 personas que informaban como asistentes sociales, que giraban en torno a estos niños vulnerables y que los colocaban a disposición de tribunales, que rápidamente daban en adopción a estos menores a padres extranjeros, con trámites express que duraban 10 a 15 días. Todo indica que era una sociedad ilícita dedicada al tráfico de menores”, afirmó Jeanette.
Madres del Silencio ha realizado decenas de reencuentros entre jóvenes que desde diferentes partes del mundo buscan sus padres biológicos. Jeanette contó que los padres adoptivos relatan que en la década del 70 y 80 le pagaron a “centros de adopciones” que operaban en la época 20 mil dólares por niño, lo que era una cuantiosa suma.
Antecedentes entregados a Madres del Silencio indican que los padres extranjeros podían elegir ciertas características de los niños a través de un formulario que se les colocaba a disposición, donde podían precisar las características que deseaban tuvieran los infantes.
“Los niños dados en adopción en La Araucanía eran niños vulnerables, pobres, especialmente mapuche de sectores rurales. La mayoría de las adopciones irregulares o tráfico de niños tuvo lugar en La Araucanía, en la región del Bío Bío y también en regiones hacia el sur. La mayoría de los menores que salían hacia afuera eran pertenecientes a la población indígena”, aseveró la coordinadora de Madres del Silencio.
Los menores traficados o dados en adopciones irregulares desde La Araucanía tenían como destino en la década del 70, Suecia; mientras que en la década del 80 eran enviados a países como Francia, Estados Unidos, Bélgica, Italia, Suiza, y Holanda.
“Hemos establecido que la mayor cantidad de niños mapuche que salieron de La Araucanía tuvieron como destino Francia, Estados Unidos e Italia”, afirmó Jeanette.
Sara Jineo sigue esperando y rogando en la inmensidad del campo en La Araucanía porque en algún momento aparezca un antecedente que permita dar con el paradero de Camilo, no solo para cerrar una pérdida que sigue doliendo como el primer día, sino también para despejar toda duda y rumores que se ha intentado sembrar para decir que tuvo la intención de desprenderse de su hijo.
Pero el tiempo para recibir justicia y reparación se acaba para Sara Jineo y también para miles de madres que viven en silencio el dolor de esta separación forzada que se produjo en la dictadura de Augusto Pinochet.
Las familias de estos miles de niños dados en adopción durante la dictadura no solo buscan poder algún día reencontrarse con los suyos, también buscan justicia y reparación, una deuda pendiente que hoy tiene el Estado de Chile y que mantiene una herida profunda, un doloroso capítulo de separación forzada que requiere un proceso de sanación ahora.
Fuente: biobiochile.cl